miércoles, 25 de julio de 2012

Asterión

Mi amiga Teresa P. Mira de Echeverría me propuso el ejercicio intelectual de pensar desde mi óptica cómo serían unos bichos que habitan algunos de sus cuentos. Por los fragmentos de texto que me pasó parecen ser una suerte de sabuesos, pero insectoides. De chiquitos son muy juguetones y andan a los saltos entro los niños; luego, al crecer, los acompañan durante sus cacerías.
Esto despertó en mí, entre otras cosas, el viejo exobiólogo que de chico pensé ser y que debe estar viviendo en algún universo paralelo al cual hoy no tengo acceso.
Lo que sigue es un fragmento del intercambio de mansajes que tuvimos:

"Quería contarte que me dejaste pensando en las posibilidades biomórficas de un insecto gigante (porque el tamaño de un perro para un insecto y a una gravedad es muchísimo) y que además sea cazador.
Se me ocurrieron varias cosas.
Primero, que para soportar mejor el peso del cuerpo no estaría mal que en sus movimientos se comportara como si en realidad tuviese cuatro patas, y no ocho (esto siempre me chocó, por formación, ya que los insectos tienen seis). De esa forma, cada par de patas se repartiría el peso del cuerpo, y así también minimizarían la posibilidad de que las patas tropezaran entre sí. Posiblemente, un ser que haya evolucionado hacia esta forma, posiblemente "pensara" en sus patas como cuatro, y no ocho. La variabilidad fisonómica se daría en las distintas posibilidades de "fusión" posibles entre las patas (podrían estar estrictamente pegadas, o separarse por un rango de centímetros, y avanzar siempre coordinadas).
Otra posibilidad que se me ocurrió, y que aunque la veo menos probable justamente por eso me gusta, por más extraña, es que use para movilizarse y hasta para correr sólo las cuatro piernas centrales. El par delantero, tal como la imagen que te mandé, servirían de manos, y en la carrera equilibrarían el cuerpo a suerte de brazos de tiranosaurio. Las últimas, poderosas, viajarían plegadas bajo el cuerpo, y con su balance harían de cola para los movimientos bruscos en la carrera, equilibrando. Éstas, más largas que las otras, se usarían para saltar grandes distancias, y posiblemente así caer sobre las presas (aquí sí usaría las alas)."

Este disparador alcanzó para la creación del bicho en cuestión, basado en una langosta de tierra.

Éste es Asterión, así lo imaginé yo
Eso sí: como me pasa generalmente, no logro que se vea feroz.

1 comentario:

T. P. Mira-Echeverría dijo...

¡Gracias! Como te dije, me parece maravillosa. Ahora hay que hacerla actuar —aunque vos ya me diste muchas pistas de cómo describir la dinámica de su acción y no sólo el modo, en el comentario—.
En cuanto a que no se ve feroz, esperá a que salga a cazar y después la vas a ver con otros ojos, je, je...
Y bueh, ahora habrá que pensar en Chara... el compañero de cacerías (de la otra especie que te comenté).
Un beso enorme y muchas gracias, amigo.
Teresa